“¡Ay de mí! porque estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos”. (Miqueas 7:1 RVR1960).
¡Ay de mí!! Este capítulo inicia con un lamento, Miqueas se sentía frustrado, cansado, desanimado porque las cosas se veían mal y no parecía que iban a mejorar, como una viña que no tenía nada ofrecer.
¿Alguna vez te has sentido así? Pienso que todos hemos pasado por este sentimiento, trabajas, trabajas y no hay fruto, te esfuerzas, diseñas estrategias y nada, y dices: "Ya no tengo otra idea, qué puedo decir, qué más puedo hacer?
¿Qué hizo Miqueas?
“Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.” (Miqueas 7:7 RVR1960).
Cuando te sientes vacío es el tiempo de llenarte de Dios, es tiempo de mirar a Dios, no veas los resultados de tu trabajo según los parámetros del hombre, no es una competencia, cada persona tiene un diseño y función especial, que entiendas tu propósito es lo más importante, en la carrera de la vida no mires a los que corren a tu lado, mira la meta, tu Padre celestial te está esperando con sus brazos extendidos.
Y si sientes que has fallado, si te equivocaste y cometiste uno o más errores, no te quedes caído llorando di como Miqueas:
“Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.” (Miqueas 7:8 RVR1960).
Caí, es verdad, me equivoque, no lo niego, pero me levanto, me sacudo el polvo y continúo en la carrera, porque no hay tiempo para lamentos, aunque more en tinieblas JEHOVÁ ES MI LUZ.
BENDICIONES.
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