“Desde joven he sufrido mucho; he estado muy cerca de la muerte. Me has hecho sufrir terriblemente, ya no puedo más”. (Salmos 88:15 PDT).
En este salmo vemos una actitud fatalista, pensando que ha sufrido mucho, que desde joven le han pasado cosas terribles.
Si hubiera sido mexicano el salmista diría: "Ya no siento lo duro sino lo tupido", "me llueve sobre mojado", o "al perro más flaco se le pegan más las pulgas".
Antes de criticar al salmista, quiero confesar que en más de una ocasión he llegado a sentirlo, solo que el salmista no tenía la revelación que ahora tenemos, no tenía el Espíritu Santo, y sin embargo dice:
“Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor”. (Salmos 88:2 RVR1960).
Porque cuando doblamos nuestras rodillas y presentamos nuestras necesidades a Dios, el Espíritu Santo ¡HABLA A NUESTRAS VIDAS! Y esto hace la gran diferencia.
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”. (Romanos 8:15 RVR1960).
¿No te sientes bendecido de vivir en este tiempo?
Toda la revelación, la gracia, la justificación y ¡tantas otras bendiciones!
Y en ocasiones no lo aprovechamos, seguimos viviendo en derrota y conmiseración, cuando tenemos ¡tantos recursos para vivir en victoria!
No llores de desconsuelo, no te lamentes, no digas pobre de mí como sufro. Toma la Palabra en tus manos y haz lo que tienes que hacer porque no estás solo, hay un Dios grande que va delante de ti.
Bendiciones.
Comments