“Entonces oró al SEÑOR y le dijo: —SEÑOR, ¿No fue esto lo que yo decía cuando estaba en mi propio país? Fue por eso que al principio intenté huir hacia Tarsis. Sabía que eres un Dios bueno, que muestras gran compasión, no te enojas con facilidad, estás lleno de amor y estás dispuesto a cambiar tus planes de castigo”. (Jonás 4:2 PDT).
Jonás era un verdadero profeta.
1.Conocía a Dios, lo describe a la perfección, a pesar de estar en el A.T. Conocía el amor, compasión y misericordia de Dios.
2. Tenía reputación y credibilidad. Posiblemente predicó con desgano, sin echarle ganas, y aún así la gente le creyó, el mismo rey fue tocado, vemos cómo Dios te respalda más allá de ti, Dios por encima de nuestra humanidad.
3. Un profeta humano. La Biblia no esconde los defectos humanos, perdón, las áreas de oportunidad, nahhh defectos, nos muestra al profeta tal cual, con sus emociones que todos tenemos, y con esa relación con Dios como un hijo rejego, y Dios como un Padre amoroso dándole una lección de vida.
El final del libro concluye con esta reflexión, no es tu ministerio lo importante, no es tu reputación, no es tu comodidad, es cada criatura del Señor, Dios no ve pueblos, no ve multitudes, ve personas, "sus personas", que Él creó, ve a sus hijos que sufren porque ...De tal manera amó Dios al mundo...
Bendiciones.
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