“Anhelo habitar en tu casa para siempre y refugiarme debajo de tus alas. Selah” (Salmo 61:4 NVI-E).
Solo hay un lugar donde podemos estar seguros, solo hay un refugio donde podemos ¡descansar!
Donde los dardos no pueden alcanzarnos, donde podemos estar lejos de todo temor.
Y ese lugar son los brazos de nuestro Padre Celestial, podemos levantar nuestros brazos y decirle:
¡ABRÁZAME PAPITO!
Bendiciones.
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