“Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos.” (Salmos 57:1 RVR1960).
"El ave canta aunque la rama cruje, como que sabe lo que son sus alas." (Salvador Díaz Mirón).
Aún en los momentos más difíciles David siempre tenía un canto para su ¡Dios!
“Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos”. (Salmos 57:7 RVR1960).
¿Por qué?
Porque sabía donde estaba su confianza, sabes que estás debajo de la protección de Dios; se que no voy a caer, no porque soy "muy, muy", sino porque estoy en las ¡manos de Dios!
La alabanza es la máxima expresión de confianza, por esta razón suceden ¡milagros cuando alabamos!
Cuando no ponemos nuestra confianza en Dios, nos aterramos ante la adversidad y lo único que sale de nuestra boca es queja, queja y más queja y no hay gloria en la "quejabanza".
Bendecido día. 😉
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