“Defended al débil y al huérfano; Haced justicia al afligido y al menesteroso.” (Salmos 82:3 RVR1960).
Una cosa que Dios aborrece es el poderoso que oprime al pobre, aquel que se aprovecha de la necesidad para sacar ventaja.
Cuando utilizamos las bendiciones que Dios nos ha dado, para bendecir y ayudar estamos sembrando una semilla que dará fruto por generaciones.
Bendiciones!
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