“»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta del reino de los cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran, ni dejan entrar a los que quieren hacerlo". (San Mateo 23:13 DHHDK).
Todo el capítulo 23 de Mateo me impacto, y podía verme reflejado, podía ver como muchas veces llevamos un fariseo dentro de nosotros y buscamos lo mismo que buscaban los fariseos:
EL RECONOCIMIENTO Y ADMIRACIÓN DEL HOMBRE.
1. Ponen cargas pesadas. 2. Quieren ser vistos como Santos. 3. Quieren ser reverenciados. 4. Buscan tener siempre un lugar de honor.
Y de pronto, me descubro buscando lo mismo, el reconocimiento, la aprobación del hombre, y confundimos lo que significa éxito, y confundimos que una iglesia llena es señal de que estoy haciendo las cosas bien, y olvidamos lo más importante: HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE; Jesús no se impresionó por las multitudes, no le impresionó un gran templo, ni las riquezas, no llegó con Nicodemo a decirle: que bonita casa tienes, tampoco le impresionó la autoridad del centurión Romano, se impresionó con la fe del centurión, de la Sunamita, de la mujer de flujo de sangre.
Quiero unirme a la oración de David:
Una cosa he demandado al Señor, y está buscaré...
Que esté todos los días en la Casa de JEHOVÁ, Quiero buscarte a ti oh Dios, quiero agradarte a ti, quiero servirte a ti.
Bendiciones.
Eliphelet Rubio.
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