“Buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre”. (Amós 5:8 RVR1960).
No es la forma sino el fondo, no es el ritual, sino la entrega total y absoluta a Dios que está por encima de todo. Esta es la enseñanza de Amós en estos capítulos.
No es Betel, ni Gilgal, no son los sacrificios, ni siquiera la alabanza es la llave que abre los cielos, es el corazón entregado, es que hagas lo correcto que seas justo, que no confíes en el método, sino que vayas a la esencia, a la fuente de vida.
Hoy en día hay muchas corrientes ideológicas, y algunos son Jobianos, otros son prosperistas, algunos son de decretadores, ¿no te parece que es como Iglesia de Corinto? Yo soy de Pablo, y yo de Silas, no, no, yo soy de Apolos, ¡yo no soy de nadie!
¡YO SOY DE CRISTO!
Ninguno de nosotros tenemos la verdad absoluta, es la Palabra que cada día nos va enseñando y corrigiendo, es el Espíritu que en cada situación no guía y dirige por el camino de victoria, en alguna ocasión tendré que responder como Job, en otras me acostaré a dormir con leones, en otras tantas declararé como David:
"¡TU VIENES A MI CON ESPADA LANZA Y JABALINA, MÁS YO VENGO EN EL NOMBRE DE JEHOVÁ!"
La relación con Dios es personal, no hay una receta general, son recetas individuales, Dios trata en forma especial con cada uno de nosotros, vayamos a la esencia del evangelio, vamos a la fuente de la vida, doblemos nuestras rodillas y digámosle a Dios: "HEME AQUÍ, HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHA".
Bendiciones,
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