“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”. (S. Mateo 17:1-2 RVR1960).
Puede haber viajes fantásticos, lugares maravillosos, visitar el coliseo en Roma, la torre Eiffel, las pirámides de Egipto, no lo sé, hay un solo lugar que mi alma anhela, cualquier viaje que pudiéramos hacer, solo diremos: Que bonito; pero subir al monte con Jesús y ver su gloria, eso cambia nuestra vida por completo.
Me imagino a los cuatro hombres subiendo al monte, tres no entendían que iba a pasar, no imaginaban la experiencia que tendrían, posiblemente subir al monte era pesado, quizá alguno pensó: ¿para que subir? ¿No podemos platicar aquí? Cuando llegaron arriba, Jesús les muestra su gloria, pueden ver a Jesús como era antes de tener cuerpo terrenal, pueden ver a Cristo Glorificado!!! Qué experiencia !! Mejor que ver el mar abrirse, mejor que cualquier milagro!!
¿Cuántas veces nos hemos quejado, porque estamos subiendo un monte? ¿Cuántas veces nos hemos regresado? ¿Cuántas veces no hemos querido subir al monte sin entender que Dios quería mostrarnos su Gloria?
Llévame al monte Jesús, muéstrame tu gloria, lléname de tu presencia, abrázame, quiero acurrucarme contigo, quiero verme en tu ojos y escucharte decir que me amas.
Bendiciones,
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