“Pero él insistía: —Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían lo mismo". (San Marcos 14:31 DHHDK).
Pedro amaba profundamente al Señor, no lo dudo, estaba decidido, determinado, a no fallar:
- Aunque tenga que morir.
Sin embargo, cuando llegó la hora de la prueba, falló, el temor lo venció, y negó a su Maestro, negó a su Señor; cuando el gallo cantó, se acordó y lloró amargamente.
¡Cuantas veces!
Cuantas veces he dicho lo mismo: “aunque tenga que morir” y tengo la firme convicción de no fallar, sin embargo viene la prueba, viene la tentación y vuelvo a fallar; ya no me quiero enojar, ya no quiero hacer aquello que sé perfectamente que no le agrada a Dios.
¿Que hago? Cuando Pedro vio a Jesús de nuevo, corrió a sus brazos, lo abrazo muy fuerte y le dijo:
- Tú sabes que te amo, tu lo sabes todo.
¿Crees que Jesús no sabe que le amas? Lo sabe todo, el ve tu esfuerzo, el ve tu determinación, no permitas que tus debilidades te alejen de Jesús, corre a sus brazos, dile que le amas, Él te está esperando.
Siempre habrá un gallo que te recuerde tu compromiso con Él, siempre habrá algo que te haga volverte a Dios; es tan Grande su amor, que hará que cante el gallo, no para condenarte, sino para que corras a sus brazo y le digas:
- Tú sabes que te amo, tu lo sabes todo.
Bendiciones,
Eliphelet Rubio.
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