“Así que Pedro estaba en la cárcel, bien vigilado, pero los de la iglesia seguían orando a Dios por él con mucho fervor”. (Hechos 12:5 DHHDK).
Pero... la iglesia oraba con mucho fervor...
¡Y cuando ocurrió el milagro, no lo creían!
Realmente no tenían mucha fe, oraban con fervor, pero, posiblemente llenos de temor, llenos de duda y confusión, pero aún así oraban con todo su corazón.
¿Alguna vez te has sentido así? Qué dices: ¡Cómo quisiera tener más fe! y no sentir este temor, y no sentirme aterrado como estoy.
Le dijo aquel padre de familia a Jesús: "Creo, ayuda mi incredulidad;" No importa que tan aterrado te sientas, no importa que no veas esperanza, no importa nada, continúa orando, no te quejes, no reniegues, no maldigas, ora, continua orando y vuelve a orar, Dios no te pide nada, apenas fe del tamaño de una semilla de mostaza, con esa fe incrédula te basta, porque es el poder de Dios, no el poder de tu fe.
La victoria es de los que permanecen, no te rindas, no bajes las manos no se ha terminado, has sido llamado a vencer y Jesús te prometió estar contigo, todos los días hasta el fin del mundo.
Bendiciones,
Comments