“Jesús lo miró con cariño, y le contestó: —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme”. (San Marcos 10:21 DHHDK).
La respuesta de Jesús fue extremadamente dura, imagina que Jesús te pidiera lo mismo, seguramente nos iríamos para atrás “plob” ¿cuál fue la respuesta del joven?
“El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico”. (San Marcos 10:22 DHHDK).
Esta respuesta de Jesús, no nace de enojo, no está motivada por un sentimiento de rechazo, dice el texto: “...lo miro con cariño,” siempre es el amor, cada Palabra que Dios te da, surge de un profundo amor que tiene por ti.
Imagina que tu hijo de dos años trae jugando un cuchillo, se lo pedirías, le dirías que te lo diera, motivado por un profundo amor, y un deseo del bienestar de tu niño.
Una enseñanza de Jesús es que no podemos confiar en las riquezas, el amor al dinero es la raíz de todos los males; no puedes basar tu felicidad en la cantidad de dinero que tienes, tener mucho dinero no es sinónimo de éxito.
Un corazón generoso, eso es lo que Dios busca en nosotros, somos bendecidos para bendecir, cuando ayudamos y compartimos, estamos sembrando y la cosecha será la siguiente semilla, que producirá más cosecha.
Cuando nuestro Padre celestial nos lleva a ayudar al necesitado es porque nos ama, porque nos quiere bendecir.
Bendiciones,
Eliphelet Rubio.
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