“Entonces la muchacha le dijo a Pedro: —¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pedro respondió: —¡No, yo no! (Juan 18:17 PDT).
"Simón Pedro estaba de pie calentándose, y le preguntaron: —¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pero él lo negó diciendo: —¡No, yo no!
Entonces Pedro lo negó otra vez, y en ese momento cantó el gallo”. (Juan 18:25, 27 PDT).
¡No, yo no! Fue la respuesta de Pedro, aunque había dicho que nunca lo negaría.
Esto me recuerda las veces que lo he negado, las ocasiones cuando le he ofendido con mis actos, cuando le he fallado, dije que nunca lo negaría pero lo hice, la noche era fría, tenía mucho miedo y dije: No, yo no; cuando me di cuenta lloré mucho, porque no hay nada que ame más que mi Señor, desde mi juventud le he servido, y siempre lo he puesto como número uno, pero mi carne me ganó y dije: No, yo no.
Por esta razón cuando se les aparece Jesús después de resucitar, Pedro es el primero en correr hacia Él, se echó al agua, nado con desesperación, se acercó a Jesús, y Jesús le pregunta: Pedro, ¿me amas?
-Tú sabes, que te amo.
Si has fallado, corre a Jesús, y dile: tú sabes que te amo.
Bendiciones.
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