“Jesús le dijo entonces: —Vuelve a casa; tu hijo vive. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue.” (San Juan 4:50 DHHDK).
Me encanta la respuesta de Jesús, siempre con esa sencillez cargada de poder; un padre angustiado por su hijo, ¿que estás dispuesto a hacer por tu hijo? Lo sé, porque yo siento lo mismo, iría al fin del mundo, movería cualquier montaña, cuando éste funcionario del rey vio a su hijo enfermo, muy enfermo, en peligro de muerte, hizo tres cosas correctas:
“Cuando el oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir.”
San Juan 4:47 DHHDK
Cuando supo que Jesús estaba ahí.
1. Fue a verlo. Corrió con Jesús, le buscó, de rodillas mi hermano, así se clama por los hijos, de rodillas, llevándolos a Dios en oración, solamente Jesús puede hacer algo, ningún médico, ninguna terapia, ningún psicólogo, ¿sufres por tu hijo? ¡Ve con Jesus!
2. Le rogó. No es porque Dios quiere verte rogar, pero un corazón contrito y humillado nunca será rechazado... si se humillare mi pueblo... cuantas cosas pasarían si nos humilláramos, vino David a decirle al Señor: ¡ten piedad de mi oh Dios!
3. Le creyó. Se fue a su casa confiando, creyendo, sabiendo en las manos de quien había puesto a su hijo.
No hay dolor más grande que ver un hijo sufrir, se oye que por aquí está Jesus, ¿lo escuchas? Corre! ¡Corre! ¡Corre! Búscale y ruégale por tu hijo, seguro te dirá:
¡VUELVE A CASA!
Entonces sabrás que todo estará bien,
Bendiciones,
Eliphelet Rubio
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